Con el tiempo hemos conseguido conexiones a Internet más rápidas. Los usuarios también nos hemos vuelto más impacientes con nuestras webs, lo cual es lógico. Cuando alguien hace clic en un enlace de Google, lo que quiere es ver la página web que le había llamado la atención lo más rápidamente posible. No quedarse mirando el puntero del ratón dando vueltas en un círculo vicioso interminable. Seguro que la imagen de este artículo te recuerda a algo.

La razón por la que una web no funciona rápidamente puede ser triple: te está yendo mal la conexión a Internet en ese momento, el servidor está funcionando lento o tu ordenador cliente es lento. Hay dos cosas que dependen del cliente, de la persona que se conecta a tu página (su ordenador y su conexión a Internet), y dos que dependen directa o indirectamente de ti: que tu servidor vaya rápido y que tu web está bien programada y optimizada.

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¿Por qué tu servidor está funcionando lento?

Ahora bien, el servidor puede estar funcionando lentamente por varias razones. Puede que la culpa sea del propio hardware, pero en muchas ocasiones, el problema es que la página está mal programada y esto, de por sí, hace que la transferencia de datos sea más lenta.

A veces lo que causa esa lentitud, por ejemplo cuando se cargan unas partes de la página y otras no, es la distribución y las características del código en el lenguaje de programación que estés utilizando. Además, hay unos elementos que tardan más en cargar que otros: no carga igual una imagen, o un JavaScript, que un código en HTML.

Con la ayuda de un buen programador puedes saber si tu web está bien programada, aunque si quieres ahorrarte tiempo, a veces lo mejor es comprar una plantilla premium (tanto si usas WordPress como Joomla o cualquier otro CMS), que ya cumple unos estándares de calidad en cuanto a diseño y prestaciones. Luego habrá que procurar respetar algunos principios para no sobrecargar esa página introduciendo widgets innecesarios que ralenticen la página.

Suponiendo que todos estos aspectos se hayan controlado, hay otras muchas razones por las que puede que tu página esté yendo lenta y no sea culpa tuya, aunque tampoco eso quiere decir que el hosting o alojamiento donde está tu web sea necesariamente malo. Te lo vamos a explicar con una sencilla pregunta.

¿Qué pasa cuando intentas meter una cosa grande dentro de un sitio pequeño?

Generalmente, dependerá del estado en el que se encuentra esa cosa. Si está en estado líquido, lo normal es que rebose. Y si está en estado sólido, por las simples leyes de la física, no cabe, a menos que rompas el contenedor o el contenido. Lo mismo pasa con un hosting web que reúne unas características inferiores a las que necesita tu web.

No significa que el hardware en el que está alojado sea antiguo y de mala calidad, o que esté dando problemas de conectividad, o que no se halle en las condiciones de seguridad necesarias. El hosting puede ser muy bueno desde el punto de vista del hardware. Si dispone de discos SSD, además, la velocidad de lectura y escritura será lo suficiente eficaz para que aproveches sus prestaciones de velocidad.

Pero, independientemente de eso, no puedes utilizar más transferencia de datos que la del hosting que tienes contratado. A menos, claro está, a que cambies de hosting. Poner la cosa grande en un sitio algo más grande. Pero cuidado, a veces el problema no es que nuestro alojamiento esté localizado en un sitio pequeño. Es que hay overbooking. Y cuando el proveedor toma nota de ello, sabe que a veces no queda más remedio que el usuario se cambie a un plan de hosting más grande, tanto por el bien de su propia web como por el de los otros usuarios.

Ante esto, cabe plantearse la pregunta: ¿realmente es necesario cambiarse a un sitio tan grande para meter una cosa que sigue siendo pequeña sólo porque hay muchos usuarios? ¿no es mejor tratar de introducirla en un sitio que esté mejor compartimentado, donde haya más independencia, donde el servidor no se vea colapsado porque todo está más distribuido? Eso es de lo que hablamos cuando nos referimos a los servidores virtuales o VPS.

Hay personas que ven que el VPS es más caro que el hosting compartido, pero técnicamente es mucho más eficaz. Además, no todos los servidores virtuales son iguales. Se puede encontrar un VPS barato que se pueda ajustar a las necesidades específicas de tu web.

El riesgo de los servidores en los que hay “overbooking”

Esta es una mala práctica que siguen algunos proveedores, que consiste en llegar a alojar demasiados usuarios dentro de un mismo servidor. Teóricamente ellos ganan más clientes porque pueden tirar los precios a costa de ofrecer planes muy atractivos, pero son engañosos. No existe realmente un tráfico web ilimitado y no puedes prometerle tráfico ilimitado a 60 o 70 usuarios que comparten la misma máquina.

Lo más normal es que este tipo de proveedores tampoco esté dando un buen servicio técnico, y además, tengan un alto número de incidencias debido a que están abusando del hardware que utilizan, con lo que al final lo que era supuestamente barato le sale muy caro al cliente, que ve que su página web va a paso de tortuga.

La transparencia y el buen servicio es la clave de todo en un hosting. No se puede prometer lo que no se tiene. Si quieres que tu web vaya rápida, ten claro que debes alojarla en el sitio adecuado y que el precio no debe ser el problema. Si necesitas cambiar a un VPS, generalmente es porque ya tienes un alto tráfico. Y si tienes tráfico, puedes empezar a monetizarlo de alguna forma, ganando suficiente para pagar los costes de un VPS, que por otra parte es mucho más económico que un servidor dedicado.

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Mantenerte en un plan de hosting con menos prestaciones, cuando te hace falta un servidor virtual, hará que los usuarios se cansen de que la página vaya lenta o les salga un mensaje de exceso de conexiones simultáneas cada vez que quieren entrar.

¿Y tú, en qué situación te encuentras ahora mismo? ¿Cómo va la velocidad de tu página?